Antes de que se levante el telón en el primer acto y comience la obra, ya han muerto veintidós hijos de Tito Andrónico. Y, si esta tragedia tuviera seis actos, Shakespeare terminaría golpeando y torturando cruelmente hasta la muerte a los espectadores de las primeras filas que hoy vinieron a escuchar mi exposición del Seminario de los Jueves.
Tito Andrónico es la obra más violenta, cruel, sangrienta, donde no solo hay asesinatos, sino también filicidios, mutilaciones, violaciones y antropofagia.
Históricamente, la narración se sitúa hacia finales del siglo IV d.C. cuando Teodosio el Grande fue proclamado emperador de Oriente. En esta época, el Imperio Romano ya estaba en decadencia y, entre los invasores, se encontraban los Godos.
- Primer Acto
Tito vuelve de la campaña, de la guerra contra los Godos y, como recompensa por su victoria, trae a Tamora, reina de los rivales derrotados y a sus tres hijos: Alarbo, el primogénito, Demetrio y Quiron. Los acompaña un sirviente negro y moro llamado Aaron.
Para el descanso eterno de sus hijos muertos en la guerra, Tito ofrece en sacrificio al godo más noble e importante, Alarbo.
Tito tuvo 25 hijos, de los cuales sólo le quedan cuatro; todos los demás murieron en guerras y combates. Tito está orgulloso de esto. Entonces, a los muertos les dedica un sacrificio que consiste en cortarle los miembros a Alarbo y tirar sus entrañas a una pira. Tamora suplica piedad y perdón, pero Tito no la escucha y así ella es testigo de la muerte de su hijo.
Por otro lado, ha el emperador y Saturnino –el primogénito– y Basiano, se disputan el poder de Roma. Basiano, es, además, el prometido en amor a Lavinia, hija de Tito. Saturnino encarna la corrupción, la torpeza, el exceso, todo lo opuesto a su hermano Basiano. En esta disputa, sin embargo, aparece un tercero en discordia, Tito Andrónico para que también compita en esa sucesión. Tito es propuesto por el Senado, que entiende que “ningún hombre más noble, ni guerrero más bravo vive dentro de las murallas de la patria”. Tito no acepta este ofrecimiento alegando vejez y flaqueza. Pide un sufragio para decidir cuál de los dos hermanos gobernará Roma, no sin antes solicitar al pueblo y al Senado que elijan a Saturnino, sólo por ser el primogénito. Tito elige la ley, la tradición. Y su recomendación al Senado resulta decisiva en la elección final.
Saturnino le gana el poder a su hermano Basiano y ahora va por más. Poniendo como excusa el agradecimiento a Tito por su participación en su elección, decide (sin ninguna inocencia) tomar a Lavinia en matrimonio (recordemos que Lavinia era la legítima prometida de Basiano, el recién derrotado candidato a emperador).
Tito sigue obediente al deber ser y, aún sabiendo que su hija sufrirá por su decisión, decide entregarla a Saturnino y declarar que se siente honrado. Mas no sólo entrega su hija sino también su espada, su carro y los prisioneros “reales”: Entrega a Tamora, sus dos hijos y al moro.
Saturnino cae rendido ante la belleza de Tamora y le dice: que la elegiría si tuviera que escoger otra vez…En ese instante a Tamora ve la posibilidad de la venganza a Tito.
La escena termina cuando Tito sale del foro romano y Basiano, quien acababa de perder el trono y a su amor, lo está esperando para decirle que Lavinia es de él. Pero allí no solo está Basiano, también están los cuatro hijos vivos de Tito y su hermano Marco, senador, quienes se ponen del lado de Basiano. Ante esto ¿qué hace Tito? Llama a la guardia para que no se lleven a Lavinia, Basiano, Lavinia, los hijos de Tito y Marco escapan. Aparece Saturnino con su guardia y Tito le promete que le va a devolver a Lavinia. Comienza una persecución donde Mucio, uno de los hijos de Tito, intenta detener al padre, dando tiempo a los demás para que huyan. ¿Qué hace Tito? Lo mata. Mata a su hijo y les dice a los otros que ya no son sus hijos, que son traidores de Roma. Otra vez la ley, el deber y cierto desprecio por los hijos. Esto será “destino”.
Saturnino hace culpable a Tito, de todo lo sucedido, expulsándolo de Roma por haberlo burlado.
Fin de la escena: Saturnino hace emperatriz a Tamora, la reina de los Godos, y comienza la venganza de todo el linaje de los Andrónicos. Roma está en manos de un emperador débil e inclinado al vicio que aceptará todos los deseos de Tamora.
El primer deseo de Tamora es que perdone a Tito, Basiano y a toda la familia, mostrándose bondadosa ante el que mató a su hijo. Pero, en privado, Tamora le dice a Saturnino: “déjame guiaros…si castigas a Tito el pueblo puede venirse en contra, eres recién electo, yo hallaré el día para masacraros a todos…” Saturnino perdona a Tito.
- El más malo de todos los malos: Aaron.
El segundo acto comienza con un monólogo de Aaron, el moro, quien le habla al público, lo involucra y busca su complicidad. A partir de aquí y, durante toda la obra, Aaron le explicará al espectador lo que está haciendo o intentando hacer y el espectador quedará seducido por el moro. Será Aaron, en definitiva, quien sostendrá la tragedia.
Arma tu pecho, Aaron, y adapta lo que piensas para elevarte en lo alto junto a tu ama imperial y elevarte en la cumbre de la que en largo triunfo has tenido cautiva con cadena de amor, y a los hechizadores ojos de Aaron sujeta con firmeza mayor que Prometeo al Caucaso.
Fuera ropas de esclavo, pensamientos serviles!
Quiero resplandecer, brillar de perlas y oro, sirviendo a esta recién nombrada emperatriz.
¿Sirviendo? Retozando con esta reina, digo, Si, con esta seramis, diosa, ninfa, sirena. Que habrá de hechizar al Saturnino de Roma y lo hará naufragar con su comunidad.
Aaron conoce el mal, diría: conoce existencial y filosóficamente el mal, sabe que no es un demonio, ni existe el diablo para él, no necesita invocarlo. Aaron nos dice que el mal es una cuestión humana. Ese saber le hace todo muy fácil y avanza en su trabajo: “¿Sirviendo? Retozando con esta reina….Que habrá de hechizar al Saturnino de Roma y lo hará naufragar con su comunidad”. En la Roma decadente, Aaron manipulará los hechos y engañará para saciar su gozo.
Aaron no es culpable de la situación de Roma ni tampoco de la tragedia que le sobrevendrá a Tito; en cambio a Tito sí le corresponde “lo trágico”, el encadenamiento de una causa raíz, que es el sacrificio inicial, sus errores y las malas decisiones políticas, lo que lo conduce ciego a su destino. Aaron está por fuera de la tragedia, él es solo un instrumento que lleva a la práctica las acciones que se vuelven contra los Andrónico.
El mal en esta obra es palpable y encuentra su carne en Aaron, en su color negro y su origen moro. Estas características representaban, en esa época, un carácter diabólico y satánico. Shakespeare muestra a Aaron como lo OTRO que es lo monstruoso, el color negro de la piel y su raza, es decir, los elementos que lo diferencian de los demás personajes. Su presentación como lo OTRO, está directamente relacionada con su maldad y, sobre todo, con su identificación con el demonio. Es un “Vice” (Vicio). Este personaje de Vicio no es un invento del Bardo sino marca la época de las Morality Plays.
- Los Vices y las morality Plays.
El “Vice” representaba, en las morality plays, al demonio en la tierra. Se lo representaba en uno o en varios sujetos o personajes que lo hacían visible. En Tito Andrónico es Aaron, el moro. El “Vice” se coinvertía sobre el escenario en un gran y necesario personaje de las morality plays. Estas obras, que nacen en la época medieval, fueron muy populares entre los siglos XV y XVI. En ellas se representaban los vicios y las virtudes. Shakespeare toma el personaje de Vice, lo encarna en Aaron y lo introduce en una tragedia histórica, tragedia sobre el derecho y el Rey (emperador en este caso) articulada en torno a la posesión de una corona y un nuevo Rey.
Eliot H. Tokson, en The Popular Image of the Black Man in English Drama 1550-1688 (1982), hace un estudio de las connotaciones negativas que el color negro ha arrastrado a través de la historia desde la edad clásica hasta el siglo
XVII. Señala: Cuando los moros fueron representados cargaban una herencia de varios siglos de prejuicio. En el nivel más simple, ellos eran el Otro, el no inglés, no cristiano.
Dentro de la organización de las representaciones de las “morality plays”, aparece un grupo de “vices” liderados por uno que domina toda la acción. Lo demuestran obras de época como:
Gorboduc (1561-62), Apius and Virginia (1563), Cambises (1569), The Misfortunes of Arthur (1587-88), The First Part of Tamburlaine the Great (1587), The Second Part of Tamburlaine the Great (1588)The Battle of Alcazar
(1588-89), The Tragical History of Dr Faustus (1588), The Jew of Malta (1590), The Spanish Tragedy (1592), The First of the Tragical Reign of Selimus, Emperor of the Turks (1594), Locrine (1594) o The Wounds of Civil War (1594), entre muchas otras. Tito Andronico debe ser analizada según las convenciones literarias que presentaban estas obras compuestas desde 1560.
- Historia y Crítica de la tragedia.
El 23 de enero de 1594, el productor teatral Philip Henslowe anota en su diario, por primera vez, la realización de una representación teatral de Tito Andronico en The Rose en Londres, por la compañía de Sussex. La recaudación que se consigue es una de las más altas de esos años: 68 chelines. Sólo dos obras superaron a Tito en recaudación, lo que nos daría signos del éxito y popularidad de la obra.
Pasaron más de tres siglos y medio durante los cuales la obra cayó en el olvido, en el desprecio de la crítica. En 1955 Peter Brook hizo renacer la obra sobre el escenario del Stratford Memorial Theatre. Brook había decidido rechazar la dirección de Macbeth para sustituir esta obra por otra continuamente rechazada por los directores: Tito Andronico, una obra que no atrapaba la atención de ningún shakespereano y menos de su crítica. Sin embargo, fue un éxito y la repercusión de la producción de Brook despertó el interés de tanto la crítica como del público en general por la obra. El éxito de esta producción fue tal que durante 1955 se representó 29 veces. En 1957, se registraron un total de 61 representaciones distribuidas entre ciudades como París, Venecia, Belgrado, Zagreb, Viena y Varsovia.
La tradición literaria había menospreciado y criticado a Tito, apoyándose en que era una retórica sumamente elaborada con escenas de extrema violencia, un error dramático que un autor como Shakespeare, creador de obras tan equilibradas como lo son sus grandes tragedias, no podría haber escrito.
Harold Bloom dice que en las dos representaciones que vió, el publico nunca supo cuando reírse o cuando sentirse horrorizado, opina que Aaron mejora a Ricardo III en su comparación con Barravas o el judío de Malta. Que es una
obra de Stephen King y que sigue deseando que Shakespeare no hubiera perpetrado esa atrocidad poética. Solo coincide con este texto al decir que la obra se salva por el regocijante Aaron y que una defensa estética solo es posible si la centramos en Aaron el moro. Por último Bloom, nos cuenta que pudo ver la representación de la obra por Peter Brook y que no la volvería a ver a menos que la dirija Mel Brooks.
H. Auden en su libro: “Trabajos de amor dispersos, conferencias sobre Shakespeare”, se dedicó al teatro completo del Bardo, excepto dos obras, una de ellas por supuesto es Tito Andronico. En este libro Tito Andronico solo es nombrada en la conferencia sobre Ricardo III, Auden dice que Tito, se centra en un carácter individual: el de un malvado y que el Aaron de Tito Andrónico es un ejemplo temprano de este tipo de personajes en Shakespeare. En otra conferencia “La doma de la furia, el rey Juan y Ricardo II”, califica a esta ultima como fracaso total junto con Tito Andronico.
Jan Kott, en su libro “Shakespeare contemporáneo”, es más generoso con Tito. Dice que si bien esta no es la obra más sangrienta de este autor – hay más cadáveres en Ricardo III y en El Rey Lear – al leer las crueldades de Aaron, todo lo otro parece infantil. Kott, dice que al releer la obra le pareció ridícula y, sin embargo, al verla representada en escena, se sintió conmovido y escribe: “en Tito, Shakespeare apenas empezaba a modelar la sustancia dramática que fue capaz de encontrar más adelante. Empezaba a crear grandes personajes; todavía no era capaz de darles una voz adecuada, su grandeza, pero estaba muy cerca ya de lograrlo. Sus personajes todavía titubeaban al hablar o tenían la lengua cortada como Lavinia”.
Brook y Oliver justificaron la puesta en escena de Tito diciendo que en esta obra estaba el germen de todas las tragedias de Shakespeare:
- Tito anticipa el sufrimiento de Rey Lear.
- Si Lucio hubiera asistido a la Universidad de Wittenberg, en vez de combatir a los Godos seria Hamlet. Ver que hace lucio
- Tamora la futura Lady Macbeth.
- Lavinia se convertirá en Ofelia.
- También está presente la locura fingida del vengador Tito, la demora en la ejecución de la venganza y un final catastrófico de sangre y violencia, lo cual lo relaciona con el final de Hamlet.
En 1999 Julie Taymor realiza la versión cinematográfica con Anthony Hopkins Jessica Lange y Alan Cumming. Pese a la duración de la película, dos horas y cuarenta minutos, en los que se mantiene el texto casi en su totalidad, la estética y actuaciones consiguen mantener la atención del espectador. Taymor logra pasajes excepcionales mezclados con violencia, sarcasmo, ironía y crueldad. Considero que Taymor junto con Brook, despertaron del letargo al texto Tito Andrónico.
6 de Julio y 10 de Julio en el teatro El Globo en Londres.
Marta Cerezo Moreno, en su tesis “Las convenciones de Tito Andrónico”, sostiene que: El principal error metodológico durante estos siglos de menosprecio, ha consistido en analizar la obra dentro de un contexto literario equivocado. Es decir, la obra ha sido examinada teniendo como punto de referencia obras muy posteriores a su composición, olvidándose de los Vices y la Morality Plays.
- Aaron en escena.
Venimos de un sacrificio, el de Alarbo, hijo de Tamora, la reina de los Godos, y un filicidio, el de Mucio, hijo de Tito. Sigamos sumando sangre para calificar, sin temor a equivocarnos, que esta tragedia es la obra más sangrienta del teatro del Bardo.
Aaron es quien, ante la pelea entre Chiron y Demetrius (hijos de Tamora) por poseer a Lavinia, diseña su primera maldad. Les dice que no deben luchar por conseguir el amor de Lavinia, que ambos pueden cumplir su deseo y el camino más rápido es la violación. Violación y mutilación e incorpora a este plan la muerte de Basiano (prometido de Lavinia).
Aaron planea el asesinato de Bassiano también a mano de Chiron y de Demetrius y, a la vez, hace que, ante el emperador Saturnino, todo parezca ser obra de Quintus y de Martius, hijos de Tito.
Luego, ante la inminente condena injusta de Quintus y Martius, Aaron engaña a Tito, diciendo que Demetrius el emperador, perdonará a sus hijos a cambio de que se ampute una mano. Tito recibe a cambio de su mano las dos cabezas decapitadas de sus hijos.
Aaron es quien seduce a Tamora (recordamos su primer monologo: cautiva con cadena de amor, y a los hechizadores ojos de Aaaron sujeta con firmeza mayor que Prometeo al Caucaso) y de esa relación nace un hijo “negro”, otro demonio. Es Aaron quien luego asesina a la partera para que no hable.
En el final de la obra, sucede la venganza de Tito a Tamora, esta consiste en un banquete antropofágico donde Tito Andrónico sirve un pastel hecho de los restos de los hijos de Tamora para que ella y su esposo, el emperador Demetrio, saboreen.
Finalizado el banquete, Tito mata a su hija Lavinia en un acto de piedad, liberándola de la vergüenza, de la pena , de haber sido violada y mutilada, luego sigue con Tamora. Saturnino mata a Tito y Lucio Mata a Saturnino y se convierte en emperador.
La violencia y desintegración física en esta obra cobra un papel central. Tito Andrónico se caracteriza por la violencia en sus acciones y, principalmente, por la centralidad que adquieren las mutilaciones. El sacrificio de Alarbus inaugura una serie de acciones violentas dirigidas contra el cuerpo humano que darán forma a la obra. Desde la primera escena presenciamos el cuerpo desmembrado de un ser humano, cuya descomposición es objeto de observación por parte de los demás personajes. Lavinia aparece frente al público violada, usando de lecho el cadáver de su prometido Basiano, sus manos amputadas y su lengua cortada para que no pueda denunciar a los que cometieron tal crimen. Vemos a Aaron cortarle la mano a Tito. Presenciamos la aparición de las dos cabezas de Martius y Quintus, hijos de Tito. Finalmente, somos testigos de cómo Tito decapita a Chiron y a Demetrius y cómo descompone sus cuerpos para servirlos como comida a su madre y al emperador. Hay sin duda un universo senequista y ovidiano en el que el Bardo estaba inmerso.
- Diferencia entre malos:
Para poder decir Aaron el mas malos de los malos, comencemos por preguntarnos ¿cuál es su motivación? Aaron no tiene ejército, está solo. En Aaron no hay un fin; él no quiere ni puede ser Emperador de Roma, sólo es “el que hace el mal de la mejor manera posible”.
Si buscamos un objetivo en Aaron, podríamos decir que es el que enuncia en su primer monólogo: la destrucción de Roma. Pero él sabe que, como esclavo, como moro, como negro y sin ejército, que este es un objetivo imposible. Entonces, su medio, que es el mal, se convierte en un fin y ahí es fácil verlo como la “encarnación del demonio” en el contexto de las morality plays. En Tito Andrónico. Aaron es el elemento maligno que ataca toda virtud y armonía y, desde su accionar vicioso, invade la política.
Podemos decir que el público isabelino percibió a Aaron como un “Vice” a diferencia de “los otros malos de Shakespeare”. Shakespeare no fue ingenuo a la popularidad y al éxito que este tipo de personajes malévolos, astutos y grotescos tenía sobre el escenario.
Aaron constituye “la totalidad del mal”, representado en el hecho de que para él, el sufrimiento ajeno esté repleto de placer y satisfacción personal. Ante el espectador Aaron presenta la crueldad de un personaje que hace pasar al público de la risa al espanto en segundos. La risa que le produce a Aaron ver el resultado brutal de sus acciones es su característica, el gozo de comprobar que sus mentiras finalmente ganan la confianza de todos es su fiesta.
Los otros malos de Shakespeare, tienen que ver con tramas de consecuencias políticas muy determinadas que nada tienen que ver con el alejamiento del hombre de la virtud que pretendía el personaje del “Vice”.
Otra diferencia entre los malos, es que Aaron no tiene una causa raíz de ningún encadenamiento trágico. Aaron no es víctima ni cómplice de lo que sucede en la tragedia y si nos preguntamos por la política podríamos decir que Aaron aprovecharía su relación con Tamora para abandonar su situación de esclavo, sin embargo lo que le sirve de Tamora no es su estado imperial, sino la sed de venganza de su amada, y detrás de esto justificar sus planes que no son más que el gozo ante el mal. Todos los deseos de venganza que Aaron proclama en la obra es un telón a sus verdaderas intenciones. Efectivamente, la venganza es sólo una motivación aparente. Pese a que la actuación de Aaron dé lugar a una confusión política que sumerge a Roma en el caos, sin embargo, Aaron es impulsado simplemente por un carácter malévolo que le incita continuamente a superar su crueldad en cada acto que comete. Es el especial deleite en el mal sin perseguir más recompensa que el sufrimiento ajeno. Tras ser capturado por Lucius, Aaron con sumo placer relata su participación en la violación, mutilaciones y asesinatos.
Shakespeaere no solo construye su más malo de todos los malos de toda su literatura escrita, sino que también es el más malo de todos los malos que Marlowe pudo haber creado.
- La Totalidad del mal.
Al leer la tragedia Tito Andrónico, quede seducido por el personaje Aaron, porque representaba una totalidad problemática: “El mal” y el único lugar que encontré para hablar del mal fue la filosofía. Recurrí a la filosofía porque no encontraba la forma de pensar la vida en la tragedia. Quiero decir lo encontré en el texto pero no en los personajes.
Durante este año de trabajo Shakespereano en el seminario, me fue difícil participar del debate de los personajes, donde el debate transitaba (como dice Eduardo Rinesi) “de explicar las conductas de los personajes dramáticos buceando en sus profundidades subjetivas o penetrando en sus entornos históricos, y los personajes. Son, por así decir, pura superficie. No son otra cosa, no tiene otro ser, que el ser que les dan las acciones que realizan y el texto que representan”.
Dicho esto podemos comenzar a filosofar hablando de la totalidad del mal:
Genealógicamente el problema del mal fue mitológico y luego teológico. El mal nos conecta con lo inhumano, lo monstruoso, demoniaco, esa es la primera interpretación, o adjetivación, ubicada entre el mito y la teodicea. Pero no vamos a caminar por acá. El camino va a ser otro.
- Hablar del mal:
En 1945 Hana Arendt escribió que en la posguerra el problema del mal sería el tema fundamental de la vida intelectual de Europa, según Susan Neiman, en su libro “El mal en el pensamiento moderno”, la predicción de Arendt falló, ninguna obra importante apareció en ingles, y los textos en francés y en alemán fueron notablemente sesgados. Hubo relatos históricos y testimonios en cantidades sin precedentes, pero la reflexión conceptual ha tardado en llegar.
La reflexión conceptual tarda en llegar porque (continua Neiman): En el mal lo que ocurre es que lo imposible deviene realidad (La imagen de Lavinia), y luego la realidad pronto se hace rutina y lo que sigue luego es preguntarnos ¿cómo pudo ser que nos suceda esto….? Es como que se renuncia por completo a hablar del mal, hasta que los rusos entran en Auschwitz y ahí nos asombramos de hechos que dejamos pasar sin advertidos y comienza la explicación al mal. Pero creo que como dice Hana Arendt, es más importante explicar porque los juicios morales que claramente explicamos, luego que los rusos entraron a Auschwitz, fueron soslayados en un pasado. Esto demostraría esa tendencia a renunciar a hablar del mal, y hacerlo nada más en forma reactiva.
- El mal radical y la banalidad del mal.
El mal radical es eso que pensamos que el humano jamás podría siquiera pensar hacerse y sin embargo fue hecho. Por eso las primeras adjetivaciones que mencioné. Arednt dice que el mal radical es hacer que los seres humanos se vuelvan superfluos (la almohada hecha del cadáver de Basiano y usada para que Lavinia apoye la cabeza, mientras la violan). Cuando esto sucede la víctima no es la persona, una o varias, la víctima es la humanidad. cambia de posición lo inhumano y esto es la víctima, no el victimario.
Pero al analizar al “hombre” que hace el mal, parece que tenemos “dos” a Aaron y su totalidad y a los Eichmann, donde Arendt irrumpe con el concepto de la banalidad del mal, de Aaron hablamos, veamos al otro: Arendt al ver a Eichmann en el juicio se pregunta porque un asesino, un torturador puede ejercer su oficio sin ninguna culpa. La respuesta es: porque es su oficio, el motivo por el cual Eichmann comete esos actos es simple es banal, es hacer bien su trabajo. Eichmann es normal, ama su familia, es buen vecino, etc…Arednt dice que el problema es el no pensar, se da cuenta que Eichmann no tiene esa capacidad, que si la posee Aaron, Eichmann es un burócrata.
- El mal y la ley
Hay una relación entre el mal y la ley, Kant de alguna manera es la gran referencia con sus imperativos categóricos y las formulaciones, que se podría resumir en leyes practicas que mandan incondicionalmente. “Obra solo de acuerdo con la máxima por la cual puedas al mismo tiempo querer que se convierta en ley universal…etc..” Pero Lacan en su texto “Kant con Sade, la felicidad en el mal, nos presenta La máxima Sadiana que nos dice: “Tengo derecho a gozar de tu cuerpo, puede decirme quienquiera, y ese derecho lo ejerceré, sin que ningún límite me detenga en el capricho de las exacciones que venga en gana saciar en él”. Parece que Sade invierte a Kant. Pero lo importante es que ya tanto desde Kant o desde Sade, siempre hay una Ley y Lacan dice que cuando el sujeto encuentra la ley, ya no tiene frente a él ningún objeto, lo cual no tiene otro fenómeno sino algo significante, que se obtiene de una voz en la conciencia, se articula como máxima y propone el orden de una razón puramente practica o voluntad.
Eichmann no cuestionaba, porque las cosas eran así, era la nueva ley común, basada en las ordenes del Fuhrer, todo lo que hacia Eichmann lo hacía, o al menos así lo creía, en su condición de ciudadano fiel cumplidor de la ley. No solo cumplía órdenes sino que cumplía la ley. Eichmann en el interrogatorio policial previo al juicio declaró que había vivido en consonancia con los preceptos morales de Kant, en especial con la definición Kantiana del deber. Arendt dice que lo que hizo Eichmann fue cambiar la formula Kantiana “compórtate como si el principio de tus actos fuese el mismo que el de los actos del legislador o el de la ley común, por compórtate de tal manera que si el fuhrer te vea aprobaría tus actos”. Lo que no tuvo en cuenta Eichmann, es que la filosofía moral de Kant está estrechamente unida a la facultad humana de juzgar, que elimina en absoluto la obediencia ciega. Eichmann no pensaba.
Tres son los puntos que intenté poner en discusión:
Respecto de la crítica: En multitud de ocasiones, Titus Andronicus ha sido atacada por parecer grotesca, por inducir a la risa, por representar lo burlesco y de ese modo conjugar lo sublime y lo mundano.
Si realmente se producen momentos jocosos en la obra no eran los que algunos críticos que ya hemos comentados señalaban. El encuentro entre Marcus y Lavinia donde la retórica ovidiana describe la imagen de Lavinia mutilada no provocaría la risa en el espectador isabelino. Todo lo contrario, ésta sería posiblemente la escena con mayor gravedad trágica de la obra. El elemento burlesco, grotesco y mordaz de la obra lo proporcionaba Aaron con su marcado placer por la violencia y el sufrimiento ajeno.
Cita Marta Cerezo: Si analizamos, por lo tanto, a Aaron desde una perspectiva literaria y consideramos las características que hemos analizado del “Vice” como precedentes de este tipo de villanos, percibiremos de manera mucho más clara y completa la construcción que Shakespeare hace de este personaje. Si, por el contrario, intentamos buscar explicación a las actuaciones de Aaron sin tener en cuenta esta tradición teatral, y sin destacar la fusión entre el “Vice” y el estereotipo del “Moor”, estaremos aplicando concepciones modernas a un personaje dramático cuya composición responde a la evolución de la caracterización sobre el escenario inglés
Respecto del Bardo: Shakespeare incluyo en una tragedia clásica, un personaje extra, un “vice”, y construyó a Aaron, el más malo de todos los malos de toda tragedia representada en su época. Con su genio consiguió que la crueldad dejase de ser solo física para ponerle pasión y retorica. El público que fue a presenciar el estreno de Tito Andronico reconoció en Aaron, elementos que caracterizaban al “Vice”.
Respecto del mal: Como ya exprese esta obra me hizo preguntarme por el mal, y esto me llevo a la relación “mal – ley”. Hay una ley en el mal y esta es total, universal, por eso titule “la totalidad del mal”. Pero esa ley está dentro del hombre, como la construida por Eichmann o Sade, no hay otra posibilidad, porque quizás como dice Lacan: El goce quizás no está en que el imperativo se haga universal sino en YO sosteniendo y proponiendo el imperativo.
Estamos a punto de cerrar el telón, y ustedes me dirán que detiene a Shakespeare a seguir matando de fila en fila en esta sala. Es que Aaron ha sido apresado y enterrado vivo hasta el cuello, para que muera de hambre, sed y sea comido por la rapiña. Aaron y esa totalidad que no deja espacio para ninguna forma de aprecio ni de perdón. Por eso en este final Julie Taymor nos hace un primer plano del Moro y el bardo le hace decir sus últimas palabras, que no son más que una defensa cínica a la maldad o invitación a vivir en ella.
¿Por qué la ira y el furor han de ser mudos?
No soy ninguna criatura, para que con viles ruegos
tenga que arrepentirme de los males que he hecho.
Diez mil mucho peores hubiera cometido,
con una voluntad más libre. Y, si alguna vez
Hice una buena acción, me arrepiento de ello
desde el fondo de mi alma.
Salud!!!!
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