There’ll be bluebirds over
The white cliffs of Dover,
Tomorrow, just you wait and see.
I’ll never forget the people I met
Braving those angry sky’s.

KEN 2

Si vas a brindar con un piloto de combate, jamás digas la última copa, nuestra última noche o por el último vuelo. Un piloto de caza siempre beberá para tener sed a la otra noche, siempre tendrá mañana y siempre volará otra misión. Es una tradición que intenta demorar la muerte.

Esa noche todos estaban mudos, mientras que en la radio de la BBC se transmitían testimonios desde las calles de Londres y París, donde la gente festejaba el fin de la guerra.

En el Bar no faltaba ningún piloto, sin embargo estaba desolado, nadie festejaba. Afuera las aeronaves estaban entoldadas, las escuadrillas muertas y las pistas vacías.

Pierre interrogó con la mirada a su compañero Kenneth Charney, este le quitó la mirada y estrelló una botella de vino contra la pared, luego pudo mirar a la cara de Pierre Clostermann y le dijo: Bien, Pierre, ¡este es el final! Ya no nos van a necesitar más…

El argentino Kenneth Charney, sentado dentro de la cabina de un Spitfire, junto con su camarada Pierre Clostermann.

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Año 2014, sesenta y nueve años más tarde, sonó mi skype, era mi amigo Claudio Meunier, que me preguntaba dónde andaba. Yo me encontraba en Barcelona esa ciudad tan rebelde, tan hermosa. Perfecto me dijo Claudio, tengo una misión a doscientos kilómetros de donde estás; sin saber de qué se trataba, los amigos preguntan menos de lo que acompañan, le contesté: contá conmigo, que hay que hacer.

Claudio Meunier había escrito en el año 2004, el libro “Alas de trueno, historias de los voluntarios en la Royal Air Force y Royal Canadian Air Force en la Segunda Guerra Mundial”. Un libro no tan solo maravilloso, sino necesario. En su capítulo 21, titulado “El As argentino” se cuenta la historia de Kenneth Charney, el Argentino que posee más victorias aire-aire. Ken es un cazador, una estirpe nacida en la I guerra mundial. Un piloto de caza vuela aviones monopostos, de un solo asiento, vuela solo y lo acompaña luego la escuadrilla formada de otros 3 aviones. Están entrenados para navegar al blanco, vigilar los sistemas del avión, preparar su armamento y disparar con acierto. Nada sirve si el proyectil no penetra en el acero del enemigo y así un piloto de caza luego de 5 derribos se convierte en As de la aviación.

Claudio escribió: Charney ingresó en la RAF, la fuerza aérea británica, y a finales de 1941 inició su periplo bélico en la defensa de Malta. Fue aquí donde consiguió la primera de las siete victorias confirmadas y un Macchi 202 italiano que coleccionó hasta el final de la conflagración. Elevado a la categoría de as de la aviación, cinco aviones enemigos abatidos, fue el más letal de los pilotos argentinos de la II Guerra Mundial, con su mítico avión Spitfire. En Malta se ganó el apodo de Caballero Negro, por su temeraria táctica consistente en atacar de frente los escuadrones de bombarderos alemanes para provocar su estampida y proceder a liquidarlos uno a uno. Pero su momento de mayor gloria militar lo vivió tres años más tarde sobre los cielos de Normandía, donde tuvo a sus órdenes a Pierre Closterman, el gran as francés-23 victorias en sus alas-y donde fue el primer piloto aliado en descubrir los restos del VII Ejército Panzer en retirada, en una célebre acción que ha pasado a los libros de historia militar.

El capítulo  finaliza con la fecha de su muerte 3 de Junio de 1982. Murió sólo, pobre y la poca familia que poseía no fue al entierro ya que algunos vivían en Inglaterra y otros en la Argentina. Claudio había terminado su libro y escrito la vida heroica de Ken, pero sin saber donde descansaban sus restos. Cuando preguntó le contestaron que en las condiciones de pobreza y sin prácticamente familia lo más seguro es que hubiera sido cremado, considerando que en Andorra no había espacio suficiente en los cementerios. A Claudio nunca le conformó esa respuesta.

A raíz de la investigación de Claudio Meunier, el periodista de Andorra Andrés Luengo, escribió una nota en un periódico de Andorra, que fue publicada el 5 de Octubre de 2005 y dando a conocer a su comunidad el vecino ilustre, héroe de la II GM, que había elegido vivir en esas tierras luego de retirarse de la RAF.

Mike Leonard piloto civil, quien fuera vecino de Ken, leyó el artículo y se contactó con Claudio Meunier. Mike le escribió a Claudio y le dijo que Ken murió a los 62 años, solo, sin familia, que bebía alcohol hasta el hartazgo y que no encontró paz después de la guerra. También le contó que él fue el único que acompañó sus restos hasta el cementerio de La Massana Andorra y que si no había sido cremado sus restos deberían estar todavía allí. Mike Leonard fue al cementerio a pedido de Claudio, para verificar si estaban los restos, habían pasado mas de 20  años de la muerte de Ken. Mike caminó hasta el nicho donde creía recordar habían alojado los restos de su amigo Ken. No estaba claro ni seguro y supuso que era el nicho 212 o 209, ambos sin nombres.

KEN 3

Luego fue a la administración del cementerio y pido los registros, en ese momento Ken Charney comenzó a ser memoria, sus restos descansaban en el nicho 209. En la Comuna de la Massana, Ken volvió a ser noticia y aquella vez el título fue “El Héroe que recuperó el nombre”, hubo actos conmemorativos  y fue colocada una placa en lugar de un número.

KEN 7

 “Aquí fue enterrado Kenneth Langley Charney, héroe de la II Guerra Mundial

 El trabajo de mi amigo el historiador argentino Claudio Meunier permitió descubrir los restos de Charney en el Cementerio del Bosque de la Quera en La Massana, Andorra, cuando incluso la familia los había dado por desaparecidos. Pero su trabajó no terminó allí, sino por el contrario comenzó: Claudio se comunicó con la viuda y sus hijas para contarles el hallazgo, la viuda de Ken le pidió a su vez que haga todo lo posible por cumplir el deseo de su esposo, regresar a la Argentina.

No se cuanto o como Ken consideraba Argentina su Patria, pero nada impide imaginarnos que más que Patria era volver a su casa natal, esa casa que alguna vez dejamos de tener y que siempre es el lugar del refugio, donde nada puede pasarnos, ¿donde morir, si no es en nuestra infancia?… es posible que para Ken, la Argentina era eso y también quizás el capricho de detener la muerte  en un vuelo más….

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Eran las 11 de la noche y luego del botellazo de Ken uno a uno los pilotos se levantaron, solo quedaron ellos Charney y Clostermann, no hablaron una sola palabra, solo bebieron y fumaron. Clostermann años más tarde escribiría: Todo terminó. El gran circo se ha ido, el programa era bastante cargado: los actores no demasiados malos y los leones se han comido al domador.

Se fueron a dormir cerrando suavemente la puerta del bar para no despertar al cantinero. Habían bebido para poder seguir brindando en un mañana y por otra misión.

Esta es la historia del ante último vuelo del Caballero Negro de Malta, Kenneth Charney, su regreso a la Argentina.